domingo, 11 de septiembre de 2011

Reflexion





Un gran líder escribió: "La primera vez que tuve que presentar mi defensa... nadie me ayudó. ¡Todos me abandonaron!" 2a Timoteo, 4:16
Jesucristo mismo exclamó al borde de la muerte en la cruz del calvario: "¡Dios mío, Dios mío! ¿Porqué me has abandonado?"


Mateo 27:46 El apóstol Pablo, y Jesucristo - como ser humano - en el segundo caso, se sentían abandonados a su suerte. Pablo estaba preso, rumbo al cadalso, y Jesús estaba clavado en la cruz, por lo que pronunció una cita del salmo veintidós, para expresarsu angustia y soledad..

La soledad es una circunstancia que muchas personas sufren. No es necesario que se hallen frente a la muerte para experimentarla. Aún, estando rodeados de amigos y familiares la padecen. Al sentirse solos y abandonados se deprimen y angustian. Pierden toda posibilidad de comunicación. Lloran con amargura y muchas veces acuden al licor y a las drogas para buscar un escape de lo que están experimentado.
Pablo y Jesucristo, tenían esperanza. El apóstol afirmó más adelante: "Yo sé que Dios siempre me protegerá de todo mal y me cuidará, hasta que me lleve a su reino celestial" 2a Timoteo 4:18. Jesús exclamó al morir: "¡Padre, tómame en tus manos!" Lucas 23:46 Tu también puedes tener esperanza con Jesucristo.